Descifrando la malafollá "granaina".
Entre susurros de historia y risas en cada rincón.
Hola querido lectores, hoy me encuentro, en una tarde soleada, disfrutando de las delicias de Granada con Pepe. Saboreando unas tapas en un rincón acogedor del Albaicín,entre tapa y tapa se desata la inevitable conversación sobre nuestra peculiar "malafolla granaina", mientras, una pareja de turistas curiosos nos observa desde la mesa de al lado. Con una sonrisa, se acercan y nos preguntan intrigados: Disculpen, ¿qué significa eso de 'malafolla' que hemos escuchado tanto por aquí?
Entonces, entre risas y anécdotas, les cuento la historia de los herreros del Sacromonte, el latín que susurra en nuestras calles y cómo la "malafolla" se convierte en un abrazo lleno de humor que nos define como granadinos, es más que un término, es un estilo de vida en Granada.
El arte del herrero y su aprendiz. |
Etimológicamente, viajamos al latín, donde "follis" nos susurra con el fuelle en la mano. Pero el epicentro de nuestra historia nos lleva al entrañable barrio del Sacromonte, donde los herreros, en su afán de forjar, se enfrentaban al desafío de mantener el fuego encendido. En este escenario, el aprendiz encargado de soplar las ascuas, en sus distracciones, generaba forjados defectuosos. El maestro herrero, con humor característico, le espetaba: "niño, estás follando mal, que mala follá tienes."
Así, "malafolla" se impregnó en nuestro lenguaje como la dificultad para mantener el aire correcto y, por ende, el fuego vivo.
Pero ahí no acaba la historia, queridos lectores. Según las páginas de "La malafollá granaína" escritas por José García Ladrón de Guevara, descubrimos que la "malafolla" va más allá de un simple mal humor. Es una expresión de sarcasmo, un arte que los granadinos desplegamos sin razón aparente hacia quienes nos rodean. No denota mal carácter ni animosidad, sino que es nuestra peculiar forma de abrazar la vida con una sonrisa irónica. En Granada, valoramos el humor negro, el sarcasmo, y nos encanta soltar nuestras pullas con maestría.
Los forasteros, al principio, pueden quedar perplejos ante esta idiosincrasia tan nuestra. Pero con el tiempo, terminan acostumbrándose a la danza de risas y complicidad que implica convivir con la "malafolla" granaina. Es un regalo que ofrecemos, una forma de compartir nuestra esencia con quienes nos visitan.
Este paseo amplio por la "malafolla" granaina no solo es una expresión, es un ritual que te invita a reírte de la vida en cada rincón de Granada. Es descubrir que aquí, entre tapas y anécdotas, siempre hay motivo para la risa, como un guiño cómplice entre amigos.
Así que prepárense, para un viaje irresistible al alma de Granada, donde la "malafolla" es el ingrediente secreto que hace que nuestra ciudad sea única y diferente y la promesa de que en Granada, siempre hay motivo para la risa.
Hasta la próxima, con más historias, más humor, y por supuesto, más "malafolla"
Vuestra siempre, la Porrúa
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