¿Por qué ya no aceptan efectivo? La verdad detrás de los pagos con tarjeta y tu privacidad.

¿Por qué ya no aceptan efectivo?

 La verdad detrás de los pagos con tarjeta y tu privacidad.


El otro día, Pepe y yo bajamos al centro de Granada a dar un paseo. Era una de esas tardes de calor que te hacen sudar hasta las ideas, y yo, como siempre, sin abanico. Antes de volver a casa, pasamos por el supermercado a por lo básico: pan, verduras, un "caprichillo" para la cena. Hicimos la cola, pusimos nuestras cosas en la cinta y saqué un billete del monedero, bien doblado, como siempre. La cajera lo miró como si le hubiera ofrecido un billete del Monopoly.



—Lo siento, señora. Aquí, solo con tarjeta —me dijo, señalando la única caja llena donde aún se aceptaban monedas.

—¿Cómo dice?

—Solo con tarjeta.

Me quedé con el billete en la mano, como una tonta. Pagamos, claro, pero al salir, con la dignidad en el otro bolsillo, le pregunté a Pepe:

—Pepe, ¿por qué nos obligan a pagar con tarjeta en todas partes? ¿El efectivo ya no vale?

Pepe, con esa claridad suya que me calma, me lo explicó con tres razones muy bien puestas:

Las razones detrás del abandono del efectivo

  1. Trazabilidad para combatir el fraude
    Cada pago con tarjeta queda registrado: dónde compras, a qué hora, cuánto gastas. Esto ayuda a luchar contra el fraude fiscal. En Suecia, por ejemplo, más del 95% de las transacciones son digitales y el efectivo apenas representa el 1% (según el Riksbank, su banco central). Para Hacienda, es una herramienta perfecta para rastrear cada euro.


  2. Comisiones que enriquecen al sistema financiero
    Cada vez que pasas la tarjeta, los bancos y plataformas de pago se llevan una comisión. Da igual si es un billete de avión o un café de 1,20 €: algo rascan. El Banco de España estima que las tasas que pagan los comercios por aceptar tarjetas varían entre el 0,2% y el 3,5%. Cuanto más usamos el plástico, más ganan.

  3. Tus datos, su tesoro
    Cada compra genera información sobre ti. ¿Compras chocolate a medianoche? ¿Rosas los viernes? Esa información se acumula y se vende. Según Wired, redes de pago como Mastercard Visa crean perfiles detallados de los consumidores. Esos datos no solo se usan para publicidad, sino que pueden influir en decisiones como la aprobación de un préstamo o el precio de tu seguro. Por ejemplo, en 2018, se descubrió que ciertas empresas usaban patrones de compra para predecir riesgos crediticios, afectando a clientes sin que lo supieran.

El precio de la comodidad

No niego que las tarjetas son cómodas. Evitan robos, agilizan compras online y te salvan si olvidas el monedero. Pero, a cambio, cada transacción deja un rastro digital. No es que alguien te espíe en el supermercado, pero una lechuga o una tableta de chocolate se convierten en parte de tu biografía bancaria. ¿Es justo que mi compañía de seguros sepa si compré un vino? ¿O que mi tarjeta marque mi café como “comportamiento sospechoso”?

Antes, pagar en efectivo era limpio: dinero por pan, y asunto zanjado. Ahora, cada compra alimenta un sistema que no controlamos. Aunque el RGPD (Reglamento General de Protección de Datos) intenta protegernos, la mayoría no sabemos dónde acaban nuestros datos. Esa pérdida de intimidad, aunque venga envuelta en eficiencia, me parece un robo silencioso.

¿Y tú, qué piensas?

Si un día desaparezco, buscadme en algún rincón donde aún acepten monedas, y pueda tomarme un café sin dejar rastro. Mientras tanto, quiero saber tu opinión: ¿te sientes cómodo con los pagos digitales o echas de menos la libertad del efectivo? ¿Has notado alguna vez que tus datos te delatan? Cuéntamelo en los comentarios y comparte esta entrada si crees que nuestra privacidad merece un debate.

Vuestra siempre, La Porrúa

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privacidad merece un debate.👇


Comentarios

  1. Yo siempre prefiero el dinero en metálico, así no me invaden con ofertas absurdas.

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  2. Gracias por tu comentario, el dinero en metálico sigue teniendo su encanto.

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  3. Yo siempre con tarjeta. Nunca llevo dinero encima. Llámese comodidad .

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  4. ¡Gracias por comentar! La comodidad de la tarjeta no tiene rival… aunque a veces echemos de menos una moneda suelta. 😊💳

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